Tostadas o fritas, las hormigas culonas u hormigas chicatanas son una especie de insecto que se consiguen en Santander, Colombia, pero se comen en varias regiones del país y hasta se exportan. Desde pequeños se les enseña a los niños de la zona a juntar, cocinar y comer estas hormigas, ya que cuentan con un refrán que dice que “o se comen las hormigas o las hormigas se los comen a ellos”.
Son hormigas voladoras, que habitualmente se las ve en las épocas lluviosas y suelen alcanzar un tamaño de aproximadamente un centímetro y medio de largo. Tienen un sabor ahumado, una textura crocante y se afirma que poseen propiedades altamente afrodisíacas, por eso es común que se las obsequie como un regalo de bodas.
Antes de cocinarlas, se recomienda quitarles las antenas, las alas y las patas, ya que se come únicamente el cuerpo del insecto. Dentro de los beneficios que aportan al organismo se sabe que poseen un poder antibacteriano, que son buenas para combatir la artritis, ayudan a prevenir el colesterol malo y son una gran fuente de proteínas. Además, tienen muy bajos niveles de grasas saturadas.
Su precio no es para nada económico. El kilo de estas hormigas se calcula que puede alcanzar un precio de alrededor de 40 dólares estadounidenses. Esto se debe particularmente a lo dificultoso de su recolección, ya que hay que separar a las hormigas hembras reinas vírgenes -que son las que se comen- de las demás -que no son aptas para el consumo-.