Historia del plato
La historia de este plato, al igual que muchos típicos de Latinoamérica inicia durante la época colonial, momento en el cual nace el ajiaco colombiano, como producto de la fusión gastronómica.
El crédito de la primera elaboración del ajiaco colombiano se le da a la tribu de los Muiscas, quienes en ese momento preparaban muchos platos con el maíz como protagonista.
Y entre todos estos platos antes mencionado, destacaba uno que despertó el interés de los europeos. Este, consistía en un caldo a base de cebolla, papa y maíz.
Por lo que al observar todo el potencial que tenía la receta, los extranjeros deciden añadirle pollo, alcaparras y crema de leche, registrándose así el primer ajiaco colombiano.
Origen del nombre
Así como con su historia, el origen de su nombre no está del todo claro. Habiendo un sinfín de teorías que buscan explicarlo.
Pero entre todas estas, destaca la que indica que un día, los integrantes de un poblado indígena donde se estaba elaborando esta sopa, se dieron cuenta que debían buscar una manera de identificarlo entre tantos otros platos.
Así que tomaron en cuenta que su cacique se llamaba «Aco», y la esposa de este se llamaba «Aj», por lo que, en honor a ambos, bautizaron al plato como «Ajiaco».
Pero, en tal caso que esta leyenda no haya terminado de convencerte, existe una segunda teoría, en la cual se dice que el término «Ajiaco» se empleaba a todas las sopas de la antigüedad. Lo cual explicaría por qué existen muchas otras especies de Ajiaco.